Santa Marta es puro sabor. Es una ciudad donde la diversidad está totalmente presente en su paisaje, en su gente y en cada aspecto cultural que la compone; es un destino que acoge a todos sus visitantes y los hace sentir como en casa.
¿Qué la hace única? Su principal característica es su territorio: paisajes inolvidables en los que el verde de su vegetación, sus montañas, el azul de sus mares, el amarillo del sol y el contraste de las playas con el blanco de la Sierra Nevada, hacen de este paraíso un destino obligado.
Es una ciudad que cautiva. Hay actividades para todos los gustos, desde perderte en las olas de una playa que se junta con la selva, hasta observar las coloridas aves que parecen querer decir algo con sus cantos.
No puedes dejar fuera de tu lista el recorrido histórico por la ciudad y la visita al corazón de la cultura Tayrona y sus tesoros coloniales.